UNA IMPORTANCIA PROCRASTINADA
Como miembros e integrantes activos de una especie netamente procrastinadora, la mayoría de los individuos humanos nos hemos acostumbrado a aplazar ciertos tipos de decisiones transformadoras de nuestras existencias comunes, o sea aquellas que más importancia poseen, porque las simples las consumimos cual si fueran pasabocas o botanas, ignorando o desechando su irrelevancia, ejemplo los gastos en modas superfluas o en tecnologías esclavizantes, desgraciadamente las más trascendentales las propagamos y multiplicamos, empezando por las opciones y alternativas que tiendan por erradicar de una vez por todas a los congéneres más despreciables, los intelectual y emocionalmente miserables, a quienes consentimos, imitamos o reelegimos, permitiendo y facilitando enquistarse en las instituciones de los Estados para apropiarse de nuestros derechos y sus erarios, impidiendo el establecimiento sólido de una justicia social que nos garantice a todos por igual la tan cacareada, ansiada y anhelada equidad.
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